Mientras
en Pekín comenzaban los XXIX Juegos Olímpicos y en el K2 desaparecían
para siempre once alpinistas, yo volvía a los Pirineos en busca de aún
no sé bien qué. ¿Quizás mis sueños? ¿Quizás mis limites? Quizás
esos breves instantes de felicidad en los te sientes libre.
Quizás
no sabré nunca porque hago esto, porque subo montañas.
Quizás
tenia razón Michael Ende en su libro "La historia
interminable" al decir aquello de que "las pasiones humanas
son un misterio: quienes se dejan arrastrar por ellas no pueden explicárselas
y quienes no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay seres humanos
que se juegan la vida por subir a una montaña. Nadie, ni siquiera
ellos, pueden explicarse realmente por qué..."
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